En la foto se puede ver cómo la luz de la luna es más brillante que los watios del Pilar. En la lucha entre lo natural y lo artificial, gana algunas veces lo natural. Y si no que se lo pregunten al dios de los cielos que descargó dos tremendos diluvios el día 12 de octubre, festividad desde el siglo XVII de la Venida de la Virgen a Zaragoza. La ofrenda de flores fue surrealista.
Claro que según la tradición vino un 2 de enero. Pero esa tradición viene de una monja vidente que de repente dijo en éxtasis que la Virgen María (Myriam, en hebreo) había venido a Caesar Augusta el año 40 d. C. para alentar a Sant-Yago o Jacobo en la evangelización de ESPAÑA. Pero curiosamente esta tradición procede de la conquista cristiana de la Sarakusta musulmana. Había que legitimar el nuevo régimen y los clérigos encontraron la revelación de la vidente muy apropiada.
Si urgamos un poco más en la historia de Caesar Augusta nos damos cuenta de que en la Plaza del Pilar había un templo a la Augusta Pietas de época de Tiberio. Cuando se descubrió el yacimiento el año 1991, el entonces alcalde de Zaragoza (Antonio González Triviño) mandó destruir los vestigios del templo y hacer allí un parking (¿os suena a algo?).
Ahora me explico lo de los ateos pilaristas. En muchos bares de la capital maña hay en el mostrador una imagen de la Virgen del Pilar. Pero ¡el dueño del bar es ateo convencido! Y para folklore, las "joyas de la Virgen" (bonita contradicción) que se pueden contemplar en el "Museo Pilarista". Y me pregunto con Umberto Eco: ¿en qué creen los que no creen?
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