La palabra "cementerio" procede del latín coemeterium que a su vez procede del griego koimeterion, del verbo koimao (´acostarse, estar echado´). La razón la tenemos en el relato evangélico de la curación de la hija de Jairo, que estaba echada en el lecho (koimao). El milagro de la resucitación llevó a que se pusiera el nombre de koimeterion al lugar donde "dormían" los muertos.
Por otra parte, la epéntesis de la -n- (cementerio/coemeterium) nos indica una contaminación por influjo de "caementum" (´argamasa´), ya que los nichos se fabricaban con este material constructivo.
Por otra parte, la epéntesis de la -n- (cementerio/coemeterium) nos indica una contaminación por influjo de "caementum" (´argamasa´), ya que los nichos se fabricaban con este material constructivo.
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