Este es el título del libro clásico del biólogo Jacques Monod: en la vida se da una disyuntiva entre la esplicación azarosa de los fenómenos y la explicación finalista. Monod, que en el fondo era de la escuela materialista, resolvía el problema dando prevalencia al azar y neutralizando una posible explicación teísta, que en la generación del mayo del 68 no tenía lugar.
Pero ahora estamos en otra generación y el capitalista George Bush propone algo así como un socialismo financiero para superar la crisis, lo que armonizaría la explicación por azar y la explicación por necesidad. Así las cosas, me da la impresión que las elecciones norteamericanas del 4 de noviembre no son sólo políticas o sólo económicas. Hay un trasfondo filosófico implícito que pocos tertulianos mediáticos son capaces de ver. El intervencionismo que propone el partido demócrata está bastante próximo a la moderación del neoliberalismo que propone el candidato republicano. Los contrarios se atraen, lo que me suena a sentencia clásica.
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