En el encuentro del artículo femenino (´la´) con una palabra que empiece por a- acentuada (no necesariamente tilde) se produce una cacofonía. El español evita este sonido malsonante cambiando al artículo masculino, v. gr. "el ágora" y no *la ágora. Véanse otros ejemplos no griegos:
* el agua
* el ave
* el ancla
* el águila
A la hora de adjetivar estos sustantivos, tomarán el femenino y no como he oído esta mañana en la radio como *"el ágora bueno". Si se repitenen los errores, al final se hacen normativos y es peligroso para la claridad del lenguaje. Catharsis
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