sábado, 3 de noviembre de 2018

BULIMIA LECTORA


Un artículo firmado para El País por J.C. Mainer nos pone sobre aviso de la incombustible pasión por leer que adquirimos desde las lecturas obligatorias del bachillerato. 2 ensayos de A. Trapiello y J. Bonilla inciden en que nunca terminamos de completar nuestra biblioteca y siempre buscamos nuevas publicaciones o libros de viejo. Esta compulsión se puede convertir en una dulce droga legal, cuando dependemos del mercado librario para nuestra vida intelectual. Del mismo modo que no se puede dejar el Cannabis,  el lector compulsivo necesita de una continua actualización en papel o digital. 
En mi caso, desde que a los 13 años compré "Frankenstein" en un quiosco, no he dejado de adquirir libros para desesperación primero de mi madre y luego de mi pequeña casa. En algún momento de mi vida esos libros se han hecho vivos, como cuando vi a mi compañera preferida de clase entrar en el bar donde leía "Sobre el amor" de Ortega y Gasset. Liberrimus 

No hay comentarios: