Esta tarde me he ido con un amigo a una Feria en la Plaza del Pilar de Zaragoza. De la veintena de casetas que había de todos los países, me he fijado en la de la Federación Rusa, donde por un euro tomas un vodka de importación. Yo, que nunca había probado el vodka, me lo he tomado a pequeños sorbos, como el vino. Pero la rusa que me lo ha ofrecido me ha dicho que hay que tomarselo de un tirón, cosa imposible para mí.
Cuando el telediario de la "televisión pública" no para de darnos noticias sobre kayucos, musulmanes fanáticos, pandillas latinas y mafias chinas, uno descubre la realidad de aquellos que se han visto empujados a emigrar de su país por múltiples razones. Mientras Zapatero se dedica a subir el sueldo a los pensionistas, que como todos sabemos son la parte productiva del país, los contratos a media jornada, los desplazamientos de nuestra residencia única (no habitual, como dicen algunos) y trabajar en cosas que no son nuestro oficio es lo que tenemos que sufrir muchos. Afortunadamente existen los sindicatos visibles y los clandestinos.
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