La frase original de Séneca dice precisamente lo contrario: "Non vitae, sed scholae discimus" (´No aprendemos para la vida, sino para la escuela´). Hace referencia a los absurdos ejercicios de suasoriae y controversiae que se hacían en clase. Llegaban a plantear cuestiones que nunca se daban en la vida real. Estos ejercicios retóricos consistían en debatir pro o contra una afirmación cuestiones como si debe Agamenón sacrificar a su hija Ifigenia, para eludir los signos de los dioses que impedían embarcar a la flota aquea.
La sentencia, tal como se cita hoy en día, es justo al contrario: "No aprendemos para la escuela, sino para la vida". Esto puede venir con ocasión de los múltiples cursos, cursillos y másteres con que la administración educativa nos obliga a seguir. Con la escusa de la actualización pedagógica, resulta absurdo que nos convirtamos en eternos estudiantes. Preparar las lecciones de latín ya lo sabemos: leer a los clásicos y mantener vivo el sentido crítico. Vita defendenda
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