Fedra, la protagonista, trata de hacer frente al tormento que le enloquece: su amor por su hijastro Hipólito. Teseo, el padre, pone las cosas en su sitio, aunque no puede evitar el fatal desenlace, a pesar de las mediaciones de la nodriza y del hijo legítimo.
A destacar la iluminación, con sus rojos pasión y su atmósfera inquietante. Entre el público, ningún filólogo clásico, menos el autor de estas líneas.