He ido a ver la película Astérix en los Juegos Olímpicos y me ha decepcionado mucho. Es una película de ritmo vertiginoso y al principio es divertido (Brutus, el hijo de César, es muy gracioso), pero conforme avanza la peli te sientes inmerso en una vorágine alucinante (en su sentido propio, "que produce alucinaciones"). Salí de la sala con un mareo y decidí ir a descansar a casa en lugar de quedar con mis amigos, como les había dicho.
Esto del cine vertiginoso y de producir mercancías más rápido en menos tiempo me suena a la cantinela del capitalismo y nos inyectan la ideología a través del cine y la televisión. Menos mal que quedan espacios de libertad como internet.
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