Hoy ha habido una huelga de estudiantes contra los Acuerdos de Bolonia, que supondría prolongar la vida de los estudiantes más allá de los 25 años. Con los acuerdos que las multinacionales europeas y sus lacayos, las universidades, que se disfrazan de "investigación", están imposibilitando el acceso de los estudiantes a unas condiciones dignas de trabajo, vivienda y emancipación.
Pero dentro de nuestros institutos también hay carceleros:
* las vallas se cierran y sólo unos pocos profesores tienen la llave de entrada.
* el "tamagochi", aparato para comprobar la asistencia de los estudiantes, está en manos de unos pocos (las mafias locales de amigos).
* la sala de profesores, en lugar de ser un lugar de encuentro entre compañeros, se convierte en un lugar de cotilleo sobre asuntos tan pedagógicos como la ruta del bombo en Alcañiz que, como sabemos, tiene mucha "cultura".
A la defensiva quedamos los herederos de la vieja tradición republicana, que no nos ahogó la política educativa de los tecnócratas del opus en el tardofranquismo. Ahora sí, nuestra labor es silenciosa, pero efectiva
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