Según informa un artículo de Público (p. 25 de hoy) el rector de la Universidad de Salamanca, Miguel de Unamuno, purgado por los generales franquistas durante el golpe de estado del 36, tuvo un discípulo predilecto llamado Salvador Vila. Este llegó a catedrático de la Universidad de Granada y fue fusilado por el ejército rebelde (¿nacional?).
Hace 3 décadas, en "plena democracia", la Universidad de Granada homenajeó a Vila con la inscripción "fallecido en Granada". Las deudas quedan pendientes todavía hoy y el cadáver del catedrático, discípulo de Unamuno, se encuentra próximo al de García Lorca, que tanto repite la tele. La historia de los estudios clásicos en España da para mucho.
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