Un artículo de E. Morozov para Le monde diplomatique muestra que muchos magnates capitalistas, como Ford, Rockefeller o Zuckerberg emplean su aparente filantropía para sacar réditos. Para el gigante de Facebook, el truco consiste en crear una escuela online, donde se resuelven todas las dudas, menos la tarifa del ordenador y teléfono. Además, tributan en paraísos fiscales sólo un 2% de los ingresos, frente a la presión fiscal que debemos soportar la clase media.
Por lo que respecta al mundo clásico, el artículo se hace eco de los contadores de palabras de la Ilíada. Los clasicistas nos convertimos así en unos contables, muy alejados del humanismo de las palabras. No paro de recordar la línea de investigación de la Universidad de Zaragoza cuando yo era estudiante: establecer únicamente frecuencias de palabras con porcentajes y otras lindezas estadísticas, en perjuicio del valor de las palabras. Vestigia quaerere
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