Según narra Platón, Giges descubrió un anillo que le proporcionaba el don de la invisibilidad. Con ello consiguió seducir a la esposa del Rey de Lidia (Candausnes) y matar al propio rey. Esta leyenda fue tomada luego por otros escritores, como Cicerón, para ejemplificar la moralidad de los que tienen poderes especiales.
El don de la invisibilidad es propio de algunas personas que, diciendo que han estado en determinados lugares, las personas de esos lugares no las reconocen como presentes. Un primer estadio es la epifanía o manifestación de la persona oculta, y un segundo estadio es la parusía o manifestación esencial aquí y ahora. Al margen del lenguaje religioso que subyace a la invisibilidad, hoy se puede explicar como fenómeno paranormal a través de la física cuántica.
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