Un artículo de Aureliano Arteta para la edición de hoy de El país (p. 25) alude a las palabras largas que proceden de otras más sencillas y que hacen más abstracto nuestro vocabulario. La lista es enorme, pero seleccionamos la palabra original y su derivado archisílabo:
* experimento, no experimentación
* trámite, no tramitación
* función, no funcionalidad
* preferente, no preferencial
* oficial, no oficialista
* capaz, no capacitado
* legitimar, no legitimizar
Esta selección me recuerda a lo que hizo en el final de la antigüedad el gramático Probo en su Appendix Probi. En él se indican los vulgarismos del latín junto al término correcto. En realidad este libro es una fuente para conocer el latín vulgar y el protorromance. ¿Estamos ahora ante una nueva versión del castellano?
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