Nuestra casa nos es a veces incómoda y buscamos otro domicilio donde realizarnos. En el viaje a Ítaca descubrimos que peregrinar es una constante del ser humano. Nuestro objetivo siempre es pasar de vivir el mundo a habitarlo. La vida nos es dada, pero construir nuestro espacio supone realmente habitar el mundo.
Lo último que ha comentado Izuzquiza es que el modelo de discipulado de todo profesor se basa en el pasaje de los discípulos de Emaús (Lc 24, 13-34): el maestro como un caminante más que al final es reconocido por sus discípulos.
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