La Teoría sensorial de Waldorf propone hacer hincapié en las habilidades corporales, más que las intelectuales, que a la larga son desenergetizantes. Para crearse una buena autoimagen es conveniente atender a cuatro sentidos:
* el tacto, que nos protege frente a posibles agresiones del entorno.
* el sentido vital mejora nuestro pensamiento a través de indicadores como la sed o el sueño.
* el movimiento propio está muy relacionado con el lenguaje.
* el equilibrio, que permite la atención y la escucha.
Todos estos rasgos son desatendidos por la educación académica de corte intelectual y repetitivo. Las tertulias mediáticas, que se suponen nos van a informar, en realidad son una coraza para evitar desarrollar nuestro más íntimo sentido: el tacto. Pero, en realidad, el mejor tacto es el con-tacto que me permitió acudir a esta conferencia en la turbia Zaragoza. Noli me tangere.
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