Una tablilla de arcilla sumeria, que se remonta al 3700 a. C. describe el diálogo de un padre con su hijo díscolo. A diferencia de los otros padres, éste no obliga a su hijo a trabajar la tierra. Así las cosas, el chico prefiere vagabundear por las calles y no ir al colegio. Los consejos del padre son claros:
"Anda, vete a la escuela, preséntate al padre de la escuela, recita tu lección, abre tu mochila, graba tu tablilla y deja que tu hermano mayor caligrafíe tu tablilla nueva. Cuando hayas terminado tu tarea y se la hayas enseñado a tu vigilante, vuelve acá sin rezagarte por la calle ¿Has entendido bien lo que te he dicho?"
La literatura pedagógica tiene algún que otro reflejo en la antigüedad, como las explicaciones de Catón de Útica a su hijo o el famoso Catón, un libro de sentencias, con el que se enseñaba a los niños latín en la Edad Media. Traditio...
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