Leyendo el libro I de las Cuestiones Académicas de Cicerón, me he encontrado con el vivero de sectas filosóficas de origen griego:
* Sócrates, como ejemplo de duda metódica
* Platón, como sistema totalizador de la realidad
* Aristóteles, como discípulo fiel de Platón.
* Zenón, fundador del estoicismo y su primado de la virtud.
Todos ellos son autoridades en el campo de la filosofía, pero sigo viendo en cada uno de ellos una opinión para acceder a la felicidad, pero no una conciencia plena del estado felicitario. Cicerón termina decantándose más bien por el estoicismo romano, una mezcla entre saber vivir y sentido cívico de la humanidad. Es válido para un sistema de pensamiento anclado en un entorno urbano, pero no para uno ceñido a las tradiciones populares. Me pregunto hasta qué punto la ciudad fagocita a los pueblos con su cosmopolitismo internacional. Sin embargo, algo queda de esa Zaragoza de ayer y de hoy que no pasa de moda por muchos inmigrantes y exiliados que haya.
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