He pasado dos días en Calahorra en casa de una amiga y he podido conocer la doble historia que tiene esta pequeña ciudad riojana: la historia romana y la historia cristiana.
En cuanto a la primera he visto las estatuas de Quintiliano (izquierda), el profesor de oratoria, y de Aurelio Prudencio, poeta latinocristiano. La foto de la derecha corresponde a un arco de medio punto que está junto a la iglesia de San Andrés. Además se pueden contemplar murallas, cloacas e inscripciones en el Paseo del Mercadal. El Museo de la Romanización todavía no está inaugurado.
La Calagurris Iulia tiene también una historia de persecuciones del cristianismo en las figuras de los santos Emeterio y Celedonio, narrados en el Peristéphanon de Prudencio. He preguntado al obispo de Calahorra (Ramón Búa) si había una escultura de Prudencio en la catedral de Calahorra y me ha respondido que era un "escritor civil" y por tanto no merece estar en el retablo. Curiosamente sí había una talla de un San Prudencio en la calle izquierda del retablo, pero no era Aurelio Prudencio. Lo de "escritor civil" es insultante, como si los eclesiásticos no pertenecieran a la sociedad (civitas). Imagino que el obispo de Calahorra no ha leido a Prudencio y sólo recuerda que San Emeterio y San Celedonio son los patronos de la ciudad y por tanto el obispado recibe subvenciones del Ayuntamiento para restaurar la torre de la catedral (desgraciadamente no he hecho fotos del exterior). Cualquier parecido entre los testigos mártires del siglo IV y la religión del obispo de Calahorra es pura coincidencia.
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