La Cartuja es en realidad un barrio rural de Zaragoza, aunque en el pasado fuera monasterio cartujo. El pueblo aún conserva el trazado del antiguo cenobio y en la plaza principal hay una escultura de un monje que parece estar vivo.
La excursión que hicimos desde el pueblo hasta los galachos del Ebro sigue el camino de Santiago a la inversa, en dirección a Tarragona (el llamado Camino del Ebro). El paisaje estepario de la ribera se combina con campos de forraje y riscos que parecen salidos de una película del oeste. Tras hora y media de andar, un refresco en el bar restaura los cuerpos fatigados. Homo viator.
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