La leyenda dice que al llegar a Hispania el apóstol Jacobo (Santiago es contracción de Sanctus Iacobus), convirtió a 7 personas a la fe cristiana. Entre ellos estaba Indalecio, cuyas reliquias aún se conservan en el Monasterio de San Juan de la Peña.
Jacobo y sus discípulos desembarcaron en Éfeso y es martirizado por Herodes Agripa. Indalecio y sus compañeros regresan a Hispania el 25 de julio y entierran los restos en Compostela (Campus Stellae). Así quedó hasta que siglos después un monje descubrió el sepulcro del apóstol.
Esta leyenda apenas es conocida por los filólogos clásicos, a pesar de las muchas inscripciones en latín, documentos de archivos y toponimia jacobea. Por ejemplo, cuando se encontraron los restos de Indalecio en Urci, junto a la actual Almería, había una inscripción que rehúso traducir:
HIC REQVIESCIT INDALETIVS
PRIMVS PONTIFEX URCITANAE CIVITATIS
ORDINATVS A BEATIS APOSTOLIS ROMAE
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