martes, 30 de agosto de 2016

LA FORTUNA DE CICERÓN

El artículo titulado "Los políticos y el dinero en la Roma republicana" de Francisco Pina (Arqueología&Historia nº8 pp. 14-19) narra las vicisitudes de la riqueza de Cicerón. Tras heredar las fincas paternas de Arpino, se casó con su mujer Terencia, cuyo ajuar ascendía a 400.000 sestercios. Poco antes de llegar al consulado (año 63 a. C.) compró una rica vivienda en el Palatino, puesto la apariencia era lo fundamental para trepar en política. Después de ser cónsul con Antonio todavía adquirió más fincas (villae) y pensiones (deversoria) en las vías que los comunicaban, como Túsculo, donde escribió las Disputationes Tusculanae. La Ley Cincia impedía a los abogados cobrar honorarios, pero eso no impedía que Cicerón acrecentara su patrimonio con otras prebendas como préstamos a bajo interés. 
En cualquier caso, el Arpinate no tenía la mayor fortuna de Roma, aunque su crecimiento fue exponencial. Por contra, en un ejercicio de hipocresía su filosofía proponía el desapego del dinero y el desprecio de la "avidez del dinero". Algo parecido ocurre con el hispano Séneca, que era especulador inmobiliario, a la vez que proponía la parquedad en el gasto. Cicerone consule

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