Ayer tuvo lugar en el Museo de Zaragoza la conferencia del historiador Miguel Beltrán sobre el retrato de Augusto, hallado en unas excavaciones en Turiaso (Tarazona, Zaragoza) en 1979. La amena charla tuvo varios puntos:
* la fabricación de la obra en época de Trajano y que reutiliza una primera escultura del Emperador Domiciano.
* El peinado con mechones en forma de pinza indica que se trata del Emperador Augusto
* El exvoto por la curación de una enfermedad, que tuvo lugar probablemente en el ninfeo de Turiaso, según indica Suetonio.
* la pacificación de las Guerras Cántabras es la razón por la que el Emperador se hallaba camino de Tarraco.
* la escultura colosal de la diosa Minerva se halló en la misma piscina.
En un ambiente distendido y sin cobar nada por ello, el director del Museo fue desgranando todos estos puntos. Entre el público no había ningún profesor de latín. Si no hay título de créditos nadie se apunta al negocio de los cursillos: dinero a cambio de charlas y titulitis para acumular puntos. Afortunadamente todavía queda gente en Zaragoza que comprende que el patrimonio de su ciudad está al margen del mercadeo. Caput mundi.
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