El domingo pasado se celebró junto a las ruinas romanas de Itálica en Santiponce (Sevilla) la XXXª edición de la carrera de campo a través. La competición principal fue ganada por unos keniatas, que recibieron una corona de laurel a imitación de las Olimpiadas.
Resulta curioso comprobar que, al igual que la Ruta del vino en ciclismo, el atletismo también se apunte al turismo cultural. Una evolución de los tiempos que nos toca vivir y no el turismo masificado del tardofranquismo.
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