Este profesor de la Universidad de Basilea es conocido por la frase, referida a Miguel Servet:
"Matar a un hombre no es defender una doctrina, es matar un hombre"
Se opuso al reformador Calvino, que defendía la matanza de herejes, una curiosa coincidencia con la Iglesia Católica. Al parecer, eran motivos políticos (evitar el pago de impuestos a Roma) el que llevó a los reformadores a protestar. De religión, nada de nada, con una pátina de sano racionalismo.
Aparte de los libelos, tradujo la Biblia al latín y al francés, su lengua materna. Al profesor Joaquín Fernández Cacho debemos la traducción de un opúsculo de Castellio.
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