viernes, 22 de noviembre de 2019

EL CLIMA EN LA ANTIGUA ROMA


(foto: el cielo vespertino en La Romareda de Zaragoza) 

Desde que Aristóteles escribiera Los Meteorológicos, basándose en la observación del atardecer para pronosticar el día siguiente, el estudio del clima siempre ha ido de la mano de grandes civilizaciones. Una escuela filosófica como los cínicos se desarrollaba en las calles de Grecia, sin necesidad de techo, como la Academia o el Perípato.
Para Roma el intervalo entre el siglo III a. C. y el II d. C. se conoce como Periodo Cálido Romano, ya que subieron las temperaturas. Esto propició un aumento de las cosechas de la tríada mediterránea: trigo, vid y olivo. En el siglo III d. C. una serie de erupciones volcánicas originaron un enfriamiento del clima y la consiguiente emigración e invasiones bárbaras desde el norte de Europa. Las condiciones de un clima frío provocó cambios en el orden político. Emperadores como Teodosio se afanaron en pactar con los pueblos bárbaros para evitar la debacle que al final se produjo en el año 476.
La fría Edad Media acabará con un Periodo Cálido Medieval entre los siglos XII y XIV, antes de que de nuevo volvieran los inviernos duros. Lo que se conoce como Pequeña Edad de Hielo terminara en el XIX con la industralización y el comienzo del calentamiento global que sufrimos.
Estas reflexiones aparecen en el libro del periodista R. Brasero La influencia silenciosa de 2017. La agenda 2030 de la ONU ha traído nuevos libros a la biblioteca de mi barrio. De caelo

No hay comentarios: