Película británica de 2017 con un guión claramente de tragedia griega, donde incluso se llega a mencionar la Ifigenia de Eurípides. Un error médico lleva a la muerte a un padre y su hijo se revela como profeta de calamidades. Sus vaticinios se cumplen al pie de la letra, cuando los hijos del médico protagonista sufren una rara parálisis en las piernas. La pareja protagonista son un cardiólogo (Collin Farrell) y una oftalmóloga (Nicole Kidman). Una expiación de un hijo, a la manera clásica de sacrificar un ciervo en honor de los dioses, lleva a la catarsis al sufrido matrimonio.
El cine-club Cerbuna de la capital aragonesa estaba lleno tanto de jóvenes estudiantes que tienen próximamente exámenes universitarios, como de gente madura que va al cine por la calidad de las películas seleccionadas. Entre el público una amiga que tuvo la misma idea que yo sin habernos comunicado nada antes. Sacrificium cruentum.
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