Un dibujante de Jaca me hizo una caricatura a precio módico. Cuando le dije que era profesor de latín, cogió la idea y me representó como un poeta laureado.
Imagino que esa no es la imagen real que doy a la gente cuando me presentan una persona nueva: amigos de amigos, novias de amigos, familiares de amigos. A pesar de todo, me gusta verme como un ciudadano romano en un mundo que no entiende bien qué son los derechos humanos.
Hombre, pues no está mal el dibujo caricaturesco. Los hay que no saben por dónde coger un detalle del mundo clásico y ¡la cosa acaba más bien en esperpento!
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