En realidad se trata de una metáfora del poder monárquico, encarnado por el águila, que debe enfrentarse al pueblo llano, representado por el escarabajo. Mientras Luis Vives era decidido monárquico y propició la edición del De monarchia de Dante, Erasmo estaba desengañado con los príncipes cristianos del momento. Aquila non captat muscas.
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