Sin embargo, la incomprensión hacia su labor le llevó a morir pobre y con amarguras. Sólo algún reconocimiento póstumo ha podido rescatarlo del anonimato. Ya lo decía Unamuno: "investigar en España es llorar". Aún así, estamos unos cuantos en la filología clásica que no nos conformamos con repetir lo que dijeron nuestros profesores. Prueba de ello son los blogs, las tesis doctorales y las publicaciones, tanto en el ámbito pedagógico, como en el campo lingüístico y literario. Esperemos que no nos venza la inercia del desprecio de las humanidades que el mundo contemporáneo nos inocula.
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